Problemas y aciertos de reclutamiento muscular en la ejecución de la técnica del ballet

Una pequeña guía para tomar coraje y corregir los “vicios”

 

Por Laura Lifschitz – docente de Elongación en San Telmo

La enseñanza de una disciplina tan férrea como el ballet, o la danza en general, implica que el maestro esté atento no sólo a los pasos, el estilo, o la expresividad de los movimientos durante una clase, sino a un factor que se considera un a priori de la técnica: una correcta alineación y un uso adecuado de la musculatura.

En el siguiente artículo encontrarán algunos consejos y ejercicios específicos para tener en cuenta sobre el reclutamiento muscular en la danza.

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Hay dos áreas del cerebro involucradas en el uso de los músculos para crear el movimiento físico:

  • Pre-Motriz: aquí es donde se controla el movimiento. En términos más simples, es el área que se pone en funcionamiento ni bien el bailarín planea conscientemente el movimiento.
  • Motriz: aquí es donde se pone en juego la habilidad con la que el bailarín puede realizar de forma rápida y sin problemas aquello planeado mentalmente. Su funcionamiento está relacionado con la predisposición que el cuerpo tiene de actuar de forma “automatizada” si el entrenamiento ha resultado bueno.

Esto explica el origen de lo que los maestros denominan “vicios”. Si un maestro observa en un alumno un patrón de movimiento (es decir, que se repite en similares circunstancias) que resulta deficiente o equivocado, producto de una técnica incorrecta, probablemente se trate de un uso equivocado en la reacción muscular que el cerebro ordena. Por ello, en muchas ocasiones uno escucha dentro de un salón de ballet la frase “hay que reeducar los músculos”.

Ninguna cantidad de concentración corregirá al instante y de forma permanente el error. Si alguien espera esto, probablemente abandone el intento de corrección y reeducación antes de que éste pueda realmente afianzarse.

Para obtener los mejores resultados se recomienda.

-Primero, fortalecer el uso “natural” o “paralelo” de los músculos. Recuerden que el ballet trabaja con posiciones extremadamente rotadas que no suelen utilizarse en el movimiento cotidiano. Por ello, primero es mejor afianzar la movilidad natural del cuerpo a reeducar.

-Luego, fortalecer desde la posición natural hacia la rotación, para luego retornar a la posición neutra. En esto tiene mucho que ver la idea de la propiocepción, o la imagen del movimiento que construimos y la que empezamos a hacer “consciente” en nuestro cuerpo. Detenerse en los cambios musculares producidos de una posición neutra a una rotada facilita la sensación de la colocación, alineación y uso muscular correcto en la danza.

-Por último, es momento de corregir el movimiento y el uso muscular en la mejor rotación posible de cada alumno.

 

Cualquier ejercicio de propiocepción es más que bievenido en la danza, pues “alimenta” el área pre-motriz. Es por ello que en las clases de flexibilidad que impartimos en Elongación en San Telmo prestamos especial atención a una batería de ejercicios provenientes de lo que en entrenamiento físico y rehabilitación en salud se denomina Facilitación Nauronal Propioceptiva.

 

La importancia de este tipo de entrenamiento en el ballet es necesaria para entender algo muy claro respecto del funcionamiento muscular. Cuando un movimiento se realiza de forma equivocada, es porque un músculo hace la tarea que debería estar realizando otro. Para que un músculo se haga cargo de la tarea de otro músculo, el primero tiene que alcanzar una fuerza superior a la que le corresponde, corriendo el riesgo así de agrandarse e incluso de “hipertrofiarse”. Esto provoca que pierda flexibilidad y que, literalmente, resulte más pesado. Ningún bailarín quiere músculos grandes, por el contrario, siempre busca la estilización. Por ello se trabaja desde la flexibilidad en lograr una gran elongación a la que vez que la fuerza muscular necesaria para poder lograr pasos que requieren de fuerza (saltos, grandes desplazamientos, movimiento de sostenimiento de las extremidades a gran altura o por lapsos largos de tiempo), pero atendiendo al fortalecimiento de la musculatura profunda, nunca partiendo de la necesidad de agrandar o “inflar” la musculatura.

Por último, recuerden que si de musculatura de trata, no importa la superficie del músculo al que debe prestársele atención en la danza. Es tan importante estar atento al comportamiento de los grandes músculos como los cuádriceps, los isquiotibiales, el sartorio o el psoas, como detenerse en la infinidad de músculos que componen el cuello, o los diminutos que forman parte de las articulaciones de los pies y manos. Todo en la danza requiere su atención, todo tiene su movimiento. Hasta el más ínfimo e invisible de los músculos, bien utilizado, es responsable de otorgar la gracia, delicadeza y belleza que rodea al mundo del ballet.

 


 

Elongación en San Telmo
Clases de flexibilidad en CABA - Argentina
Según el entrenamiento de la danza
A partir del reconocimiento anatómico
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