Patrones de facilitación neuromuscular propioceptiva para alcanzar máximos estiramientos coordinados con resistencia muscular

La respuesta para que la flexibilidad impacte en los movimientos amplios en la danza

Por Laura Lifschitz – docente de Elongación en San Telmo

elongacionensantelmo@gmail.com

FB: Elongación en San Telmo

La postura en el ballet es una condición fundamental para realizar movimientos en equilibrio en uno o dos pies sin perder la línea ni la gracia. Aunque pareciera “antinatural”, la rotación extrema en los bailarines de ballet (“dehors”) no es más que el refinamiento de una postura normal. Para lograrlo, tanto como manejar el peso en uno o dos pies en una secuencia de movimientos, el bailarín debe activar grandemente los músculos del tronco para así dar libertad a las extremidades. Particularmente, el esternocleidomastoideo y el trapecio juegan un papel fundamental para controlar las curvas cervicales y torácicas, que se unen a las costillas, esternón y omóplatos. Por ello, no basta con trabajar únicamente los músculos de las piernas.

El sólo hecho de colocarse en “dehors” sin reeducar todos los músculos del cuerpo, sobre todo los de la articulación de la cadera, producen un tironeo de la pelvis hacia atrás, poniendo en tensión los muslos, las rodillas, los tobillos y los pies, causando debilidad en la región lumbar y sacra, que deberían ser las partes más fuertes, porque es en esta región donde se realizar el mayor esfuerzo para mantener la rotación externa y los cambios de equilibrio.

La posición correcta depende de un trabajo conciente de la musculatura. Los músculos profundos y externos del tronco son responsables de la colocación de las extremidades y serán los responsables de la elevación y el estiramiento del tronco.

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Para alcanzar la postura clásica, se requiere una acción en cadena a través de todos los músculos en cooperación, desde la punta de los dedos hasta la corona de la cabeza y viceversa, y desde la punta de los dedos de una mano hasta la punta de los dedos de la otra. La estructura vertical de la columna encuentra relación directa con el paralelismo horizontal de los anillos pélvico y torácicos.

Para alcanzar la postura clásica, es necesario alinear los miembros, torso y cabeza sobre una base mucho más pequeña que la de una postura normal.

Es por ello que uno de los pilares de la danza es el estiramiento, pues para controlar las posiciones del ballet es necesario antes de cualquier movimiento, alargar determinadas zonas o músculos, a la vez que debe existir un férreo control muscular.

En muchas ocasiones, los alumnos se sienten frustrados al querer trasladar los logros conseguidos en las clases de estiramiento al movimiento de la danza. Suele pasar que ven aumentar su capacidad de estiramiento con los ejercicios de piso o guiados a tales fines por los maestros, pero luego al pasar a la danza, no consiguen elevaciones de piernas de gran alcance o compensar los desequilibrios de dichas elevaciones con un fuerte control del tronco para alcanzar las líneas deseadas del ballet.

En general, hay un déficit entre el estiramiento, que suele ser pasivo en muchas ocasiones, con la fuerza muscular requerida para mantener dichos estiramientos y rotaciones máximas en un battement devant o en arabesque. Y ni qué decir cuando estas posiciones son alcanzadas en adagios, en los que el sostenimiento de dichas posiciones altas es un requerimiento.

Es que para ejecutar un movimiento muy simple en la danza se requiere un ajuste considerable de los músculos. Algunos pueden funcionar muy distintamente relajando, estirándose aún más o hasta contrayéndose. Cuando el bailarín se tiene que concentrar sobre formas más detalladas de movimiento, particularmente si la pierna que trabaja tiene que pasar por varias posiciones, se deben centrar todas las fuerzas sobre una línea central y equilibrarse sobre una sola pierna. La pierna soporte sigue controlada como cuando uno está colocado, pero el peso está centrado a través de los huesos, y así los músculos tienen que sujetarse más firmemente, mientras aquellos de la pierna que está trabajando o “libre” se deben utilizar de otra forma, ya sea estirados en algunas zonas, relajadas en otras, en contracción en otras.

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La elongación a partir de la propiocepción como herramienta más eficaz para alcanzar rotación y altura en movimiento

Desde la década de 1940 en Estados Unidos se comenzó con un tipo de entrenamiento de la flexibilidad (que es estiramiento + fuerza muscular) conocido con las siglas PNF, “Proprioceptive Neuromuscular Facilitation” (“Facilitación Neuromuscular propioceptiva” en castellano). Aún cuando en el campo científico todavía se estudian los beneficios de este método respecto de los modelos tradicionales de estiramiento (pasivo, estático, balístico), son muchas las instituciones que aplican este modelo a diferentes disciplinas del deporte, la danza y el trabajo corporal, como así también en el campo de la medicina, para la rehabilitación de lesiones.

A diferencia de las otras técnicas de estiramiento, PNF se basa en el estiramiento estático y/o asistido de la musculatura con breves intervalos de contracción muscular para continuar con el estiramiento en mayor medida. En base a esta práctica, se distinguen dos métodos de PNF: contracción-relajación (CR) y contracción-relajación-musculo antagonista-contracción (CRAC). El primer método entiende que el músculo en cuestión debe estirarse por una cantidad estipulada de tiempo para luego entrar en contracción isométrica (en la que no hay cambio de longitud del músculo) por otro lapso, para luego volver a estirarse con mayores y mejores resultados. El método CRAC va más allá, dado que también pide la contracción del músculo antagonista, para alcanzar un mayor estiramiento y relajación del músculo que estamos estirando, el agonista.

Las consecuencias de un trabajo de este tipo parecieran tener que ver con la información que el órgano tendinoso de Golgi envía a la médula espinal, encargada de la transmisión nerviosa desde el músculo al cerebro indicando qué tipo de trabajo y comportamiento estamos pidiendo al músculo.

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Según algunos estudios, la ventaja de este método radica justamente en el comportamiento neuronal que requiere cualquier trabajo en la musculatura.

En el caso de los bailarines, un tipo de estiramiento así parece lograr buenos resultados (los bailarines necesitan tener una flexibilidad y rotación extrema, mucho más allá de los límites de la vida diaria o de las necesidades de recuperarse de una lesión). Y no sólo eso, el estiramiento basado en la facilitación neuromuscular es un excelente aliado para lograr la tan ansiada conciencia corporal. La aplicación del estiramiento bajo estas condiciones es de gran ayuda para el autoconocimiento exhausto del cuerpo, permitiendo así aislar y ubicar a la perfección grupos musculares, articulaciones, continuaciones ligamentosas y tendinosas asociadas a los músculos. La capacidad de propiocepción a la que conduce un estiramiento neuromuscularmente facilitado es la gran llave de acceso al registro minucioso de la musculatura y los huesos por ellos sostenidos, lo que llevará al éxito a cualquier bailarín que luego administre este conocimiento junto con la biomecánica.

En 2007 un grupo de investigadors brasileños publicó los resultados de un estudio realizado con 22 bailarinas del Estudio de Danza Thaís Müller, de la ciudad de Santa María/RS. Divididas en un grupo experimental y un grupo de control, el primero se entrenó durante ocho semanas con la técnica FNP, el segundo continuó con sus clases de estudio. El objeto de la investigación era verificar los niveles de estiramiento post-técnica FNP en la articulación de la cadera. Tras las pruebas, el grupo experimental mostró considerable mejoría en la amplitud articular: tras las 8 semanas, las bailarinas que trabajaron con la facilitación neuromuscular ampliaron su ángulo de apertura 14,82° para la extremidad inferior derecha y 13,27° para la extremidad inferior izquierda, comprobando sensibles mejoras también tanto en los ángulos de rotación externa del fémur en relación con la cadera (el “dehors”) como en la abducción de ambos miembros.

Lograr la elongación a través de la percepción profunda de los músculos conducirá, entonces, a facilitar el camino a la hora de relajar aquellos músculos que deben de ser relajados y/o estirados y llevar en contracción aquellos que se dedicarán a sostener la postura y brindar una hermosa línea en cualquier movimiento de la danza.

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BIBLIOGRAFÍA

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Lawson, ]oan. Teaching Young Dancers: Muscular Coordination in Classical Ballet. New York: Theatre Arts Books, 1975.

Rubini, Ercole C. et al. “Immediate Effect of Static and Proprioceptive Neuromuscular Facilitation Stretching on Hip Adductor Flexibility in Female Ballet Dancers”, in Journal of Dance Medicine & Science, Volume 15, Number 4, 2011.

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